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Investigadora mexicana descubre “el talón de Aquiles” del coronavirus

El equipo liderado por la investigadora mexicana Mónica Olvera de la Cruz descubrió una nueva vulnerabilidad en el virus SARS-CoV-2.

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Cancún. – La doctora Mónica Olvera de la Cruz, egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lideró un equipo de investigadores que descubrieron uno de los “talones de Aquiles del coronavirus”.

El pasado 11 de agosto, la doctora Olvera de la Cruz, y su equipo de investigadores de la Universidad Northwestern descubrió una nueva vulnerabilidad en la proteína espiga del nuevo coronavirus, situación que ilumina una vía de tratamiento potencial relativamente simple para vencer al virus.

De acuerdo con las investigaciones lideradas por la doctora Mónica Olvera de la Cruz, la proteína espiga es, de aquellas que están en la superficie viral, la única responsable de la entrada en las células huésped y posibilita que el SARS-CoV-2 ingrese e infecte al cuerpo de las personas, por lo que su inhibición sería un avance importante para tratar la pandemia.

Nuestro trabajo indica que bloquear este sitio de escisión puede actuar como un tratamiento profiláctico viable que disminuye la capacidad del virus para infectar a los humanos”, comentó Monica Olvera de la Cruz de Northwestern, quien dirigió el trabajo. «Nuestros resultados explican los estudios experimentales que muestran que las mutaciones de la proteína espiga del SARS-CoV-2 afectaron la transmisibilidad del virus«.

La investigación se publicó en línea la semana pasada en la revista ACS Nano.

Mediante simulaciones a nivel nanométrico, los investigadores encontraron que el sitio de escisión polibásico del virus está cargado positivamente y se localiza a 10 nanómetros del lugar en que se une la proteína del pico.

Los compuestos por aminoácidos, los sitios de escisión polibásica del SARS-CoV-2 han permanecido esquivos desde que comenzó el brote de covid-19, sin embargo, las investigaciones anteriores indican que estos sitios misteriosos son esenciales para la virulencia y la transmisión.

Olvera de la Cruz y Baofu Qiao descubrieron que el sitio de escisión polibásico se encuentra a 10 nanómetros de los receptores de células humanas, un hallazgo que proporcionó información inesperada. “No esperábamos ver interacciones electrostáticas a 10 nanómetros”, «En condiciones fisiológicas, todas las interacciones electrostáticas ya no ocurren a distancias superiores a 1 nanómetro», agregó Baofu Qiao, autor de la publicación que encabezó la científica mexicana.

Mónica Olvera de la Cruz creció en Acapulco, en Guerrero, estudió la licenciatura en física en la UNAM, y tiene un doctorado en física en la Universidad de Cambridge en Inglaterra, y actualmente es miembro del Instituto de Química de Procesos de la Vida de la Universidad de Northwestern, en Estados Unidos.

Durante la pandemia, uno de sus hermanos que aún vive en México se enfermó de coronavirus, situación que empujó su investigación y experiencia en la electroestática a sumarse a la lucha mundial contra el COVID-19, indicó en entrevista con Milenio.

Durante sus investigaciones, logró identificar «un talón de Aquiles» en el virus del SARS-CoV-2, y lo encontró al identificar que las interacciones electroestáticas del virus que lo hacen unirse a las células humana.

«No encontré la cura, yo encontré una cosa científica que da una dirección», “Lo que hicimos fue buscar otra manera de vulnerar, de reducir la atracción entre la proteína spike y el receptor humano donde se pega el virus», informó Mónica Olvera.

En su carrera, ha acumulado más 11 reconocimientos y ha publicado al menos 23 investigaciones sobre los avances de su trabajo académico en distintas revistas científicas de renombre mundial.

 

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