Tecnología.- Habemus Xbox Series S. La filtración hace unas horas de la existencia de la consola y de los precios tanto de la Xbox Series S (299 euros) como de la Xbox Series X (499 dólares, aún no oficial) ha hecho que Microsoft confirmara recientemente la existencia y precio de la segunda consola de nueva generación de esta familia.
No hay aún detalles oficiales sobre su hardware, y Microsoft simplemente ha indicado que ofrecería más detalles «pronto». Lo que sí tenemos es un vídeo aparentemente oficial de la Xbox Series S filtrado en Twitter que anticipa todas esas prestaciones hardware. ¿Qué perdemos con la Xbox Series S frente a la Xbox Series X? Es más: ¿qué ganamos frente a la actual Xbox One X?
¿Qué perdemos en potencia y prestaciones con la Xbox Series S?
El vídeo filtrado por el leaker WalkingCat en Twitter hace unas horas muestra lo que parece el vídeo oficial de lanzamiento de la Xbox Series S, y en dicho contenido se dan unos cuantos datos relevantes sobre lo que podemos esperar de la consola.
En ese vídeo se puede ver ese singular diseño de una consola en el que la rejilla de ventilación circular está acompañada de una en la parte superior. La consola, que es «casi un 60% más pequeña que la Xbox One Series X», parece pensada para ser utilizada tumbada, no como su hermana mayor que aunque se pueda usar también así parece estar orientada a su uso de pie.
Lo importante, no obstante, es lo que el vídeo apunta en el ámbito de las prestaciones. Aunque no hay detalles específicos del hardware, esto es lo que ofrecerá en comparación con la Xbox Series X. Hemos querido también comparar esas prestaciones con la que hasta ahora sigue siendo la consola más potente de Microsoft, la Xbox One X.
Con la Xbox One S perdemos potencia gráfica, la unidad Blu-ray y la mitad de disco
Ni Microsoft ni las filtraciones han permitido conocer qué potencia gráfica ofrecerá la Xbox Series S, pero rumores previos apuntan a unos 4 TFLOPS. Eso la situaría algo por debajo de la Xbox One X, pero esa desventaja se compensa de sobra con otras prestaciones.
Lsa diferencias con la Xbox Series X de hecho no son tan importantes salvo en ese apartado específico de la potencia gráfica: si no necesitáis jugar a 4K, las experiencias de juego 1440p a 60 e incluso 120 FPS serán la norma en la Xbox Series S, que además se beneficia de todas las ventajas de la nueva arquitectura de Microsoft.
La inclusión de puerto HDMI 2.1 da por ejemplo acceso a la tecnología Variable Refresh Rate (refresco adaptativo, tipo AMD FreeSync o NVIDIA G-Sync), pero además tendremos soporte de Variable Rate Shading -control fino sobre cómo se aprovecha en cada momento la potencia de la GPU, como explicaban en Microsoft—, al igual que en las Xbox Series X.
Ese soporte de nuevas tecnologías se extiende a otros apartados cruciales de las nuevas consolas, como poder disfrutar de DirectX Raytracing, al nuevo sistema que permite reducir al mínimo la latencia y, por supuesto, disfrutar de la arquitectura Velocity Engine y de unidades SSD con una velocidad vertiginosa.
Aquí hay que destacar que con la Xbox Series S sacrificamos capacidad: la unidad es de 512 GB en lugar del TB al que tenemos acceso en su hermana mayor. Aún así el resto de prestaciones de ese sistema de almacenamiento son idénticas, y es posible llegar a lograr transferencias de hasta 4,8 GB/s, casi 40 veces las que se lograban en las unidades de disco de la Xbox One X, por ejemplo.
Es ahí donde notaremos cómo la consola «vuela» al navegar por su interfaz, ejecutar juegos o aprovechar características como Quick Resume para volver a la partida justo en el punto donde la dejamos de forma casi instantánea. El soporte de Smart Delivery que permite que un juego «se adapte» a los recursos de la consola y se vea mejor en las nuevas máquinas de Microsoft es también otra de las opciones que veremos tanto en la Xbox Series X como en la Xbox Series S.
La otra gran diferencia junto a esa bajada sensible del rendimiento gráfico está en la unidad óptica: la Xbox Series S no tiene unidad Blu-ray, lo que la convierte en una consola «completamente digital» que se nutrirá de descargas y streaming de contenido, ya sean juegos, vídeo o música.
Conclusiones: de todo, para todos
La conclusión es clara: los usuarios que lo quieran todo, tengan esa ambición por jugar en 4K a 60 o incluso 120 FPS y saquen provecho de la unidad óptica deberían optar por la Xbox Series X.
Si se pueden «conformar» con experiencias de juego 1440p a 60 e incluso 120 FPS —con muchas comillas para el «conformar», porque esas experiencias seguirán siendo estupendas— y no necesitan la unidad óptica ni los formatos físicos para juegos y películas, la Xbox Series S es una alternativa espectacular por 299 euros.
Fuente:
Xataka