Cancún.- Este miércoles se cumplen dos años de la detección del primer caso de covid-19 (SARS-CoV-2) en la ciudad de Wuhan, en China.
Fue el 17 de noviembre de 2019 cuando se reportó que un hombre de 53 años estaba contagiado de un virus de la familia Coronaviridae, el cual podemos describir como un «primo» del resfrío común en los niños.
A dos años de este descubrimiento que paralizaría la economía y vida de todo el mundo, y con más de 254 millones de casos y más de 5 millones de fallecidos por este virus, México y gran parte de los países han logrado continuar con su recuperación.
¿Qué es el covid-19?
Tras 24 meses de investigaciones, sabemos que lo que causa la enfermedad es un virus de la familia Coronaviridae que se contagia a través de las gotitas de saliva, la tos, tocando superficies contaminadas (el virus no sobrevive más de 30 minutos en las mismas) y/o llevando nuestras manos a la boca u ojos. Además, hemos aprendido que, en la mayoría de los casos, evoluciona como una gripe, provocando síntomas como tos, temperatura, dolores musculares y que el 80% de los pacientes se recupera sin secuelas.
La población más afectada son los adultos mayores de 65 años o personas que presenten obesidad, enfermedades cardíacas o pulmonares y/o diabetes.
¿Cómo afectó al mundo?
Durante estos dos años, el estado de ánimo de la población mundial pasó por varias etapas: descreimiento, asombro, miedo y pánico. En un principio, la velocidad de contagio fue vertiginosa, ya que, al tratarse de un nuevo virus respiratorio, encontró a toda la población mundial sin protección. Por ello, los aeropuertos internacionales se convirtieron en la vía de entrada perfecta en la mayoría de los países: personas de todo el mundo, en lugares con altísimo tránsito que conectaban grandes distancias en poco tiempo, a lo que hay que sumar que, con un periodo de incubación de entre 2 y 10 días, el virus no brindó la oportunidad de que rápidamente aparecieran síntomas en los viajeros.
Respecto a las cuarentenas, las primeras medidas que se tomaron fueron casi en perfecto consenso a nivel mundial. Debemos aclarar que, desde la peste negra en el Siglo XIV, se definió la cuarentena (quaranta giorni) como un proceso en el que los enfermos debían ser aislados por un periodo de 40 días. Sin embargo, esto tiene más relación con relatos bíblicos de aislamiento que con el tiempo que duraba aquella enfermedad o su periodo de contagio.
Pero, en el caso particular de esta pandemia, sucedió lo contrario. La mayoría de los países del mundo, en vez de aislar a las personas enfermas, aislaron a millones de personas sanas. Esto provocó en la población, en general, graves problemas psicológicos, educativos y económicos, y, paradójicamente, la cantidad de contagiados y fallecidos fue igual o incluso mayor en algunos de los países que implementaron las cuarentenas más largas, como el caso de Argentina.
Las consecuencias de este tipo de decisiones variaron de acuerdo a las capacidades de cada país. Sin embargo, se registró una ola de angustia en la mayoría de las personas, mientras que los niveles educativos se vieron fuertemente afectados pese a que los niños y adolescentes eran quienes menos sufrían por esta enfermedad. Por otra parte, económicamente hablando, las cuarentenas provocaron que más de 6.000 aviones permanecieran en tierra por meses mientras que una situación similar hizo que los valores de los contenedores se incrementaran notablemente. Quizás uno de los hechos más llamativos fue que el valor del barril de petróleo llegó a cotizar a US$ 0 al casi no existir demanda.
Detección y prevención
Pese a todos estos problemas, la ciencia fue capaz de decodificar todo el virus en cuestión de meses y de desarrollar, en menos de un año, una vacuna, lo que representa un logro extraordinario pues normalmente el proceso para cualquier vacuna requiere entre 5 y 8 años.
En general, las vacunas tienen variantes de fabricación, ya que hay vectoriales que utilizan la genética para generar inmunidad (Sputnik V o AstraZeneca, por ejemplo), de ARN (Pfizer o Moderna) y las clásicas por “virus muerto y/o atenuado” (Sinopharm o Sinovac).
El principal objetivo a la hora de desarrollar una vacuna es no padecer la enfermedad o atenuar la misma. Sin embargo, en este caso, debido a la crítica situación, las vacunas sirvieron para que la gente no muriese por coronavirus. En el caso de estas vacunas de primera generación, la efectividad de lograr inmunidad es muy variable, existiendo un rango que va desde el 51% al 94%.
México y el covid-19
En México, hasta el día de ayer se reportaron 3 millones 847 mil 243 casos positivos y 291 mil 241 decesos a causa del SARS-CoV-2.
La tasa de incidencia de casos acumulados 2, 983.0 por cada 100 mil habitantes.
Mientras que la distribución por sexo en los casos confirmados muestra un predominio en mujeres con 50.2%. La mediana de edad en general es de 39 años. (Con información de El Economista)