Cada paso del presidente AMLO por la región deja una estela de rumores y especulaciones que alimentan a la agenda política local. En su más reciente visita para checar los preparativos de la construcción del Tren Maya hay quienes aseguran haber visto que ya dejó sembrados a sus candidatos, no solo para el año próximo sino para el que sigue. Afirmación prematura.
Nuevamente el presidente obsequió palabras generosas al gobernador del estado por su actitud conciliadora y su buen desempeño frente a las adversidades que hemos vivido. No se regatea ¿Significa que pacta con el grupo gobernante local los relevos por venir? De ninguna manera. Hace unas semanas le advirtió, desde la conferencia mañanera, que no meta insidia entre las aspirantes morenistas a la gubernatura (y de paso dejó ver que viene por ella).
El presidente anunció algo que era de suponerse: habrá presupuesto extraordinario para los municipios que tendrán estaciones del Tren Maya. Es lógico, eso no se podría sufragar con recursos ordinarios. Cada cual, en los municipios, frente a su audiencia local, le ha dado a ese anuncio el uso mediático que más le conviene, lo cual también es lógico.
Por haber sido en Playa del Carmen el evento central y por conceder inusualmente la palabra a la edil Laura Beristain (a quien habría marginado en su visita anterior) la suposición ya coloca a ésta en las boletas electorales para reelegirse.
Por haber mencionado cordialmente, fuera de texto, pero en contexto, a Mara Lezama, la cancunense también es vista como palomeada para repetir en la presidencia municipal de Benito Juárez. Por lo menos.
El apoyo es para todo el estado al cual el presidente le tiene mucho cariño, prefiere decir la senadora Marybel Villegas tratando de diluir esos señalamientos personalizados.
Lejos estoy de decir que no se desprenden mensajes clave de los dichos, miradas, modos y silencios presidenciales. El primer mandatario es muy propenso a enviar señales cifradas y a desconcertar con ellas. Sabe y puede respaldar o marginar a alguien con un gesto. También se puede divertir con eso. Lo ha dicho.
Siendo quien marca la agenda nacional (también las locales) y para trata de entenderlo, con regularidad intento un análisis del discurso presidencial (entendido como un todo, más allá de las palabras) y lo que alcanzo a discernir entre lo que sucede con Quintana Roo es que Mara Lezama es quien está en el buen ánimo del presidente. Resalta por sobre todo lo demás.
La vara de medición de AMLO siempre es política. Preferentemente electoral. Sobre esa base construye la estrategia, estructura o improvisa el discurso y toma sus decisiones. Mara Lezama es el activo político más importante que tiene hasta hoy la 4T y Morena en el estado. Las mediciones locales y nacionales lo están ratificando. Lo sabe el presidente quien es más proclive a las tendencias y a las estadísticas que a los chismes.
¿Significa que Mara tiene asegurada la reelección y que va directo a la gubernatura? Claro que no. Del plato a la boca…
Todo lo anterior también lo saben muy bien los detractores y competidores de Mara. De adentro y de afuera. Adversarios declarados y aparentes aliados. Por eso lo que hacen persistentemente en su contra, de frente o a hurtadillas, está dirigido a sacarla del ánimo público y del presidencial.
Como dice el lugar común: cada quién haciendo lo que le toca.
Son las batallas políticas que se habrán de intensificar en las semanas próximas.