Si a los verdadero amigos se les conoce en la hora difícil, a los buenos gobiernos se les identifica en los momentos de crisis.
Más aun, dos contingencias extremas a la vez ponen a prueba al gobernante mas pintado y son
sinodales de la calidad sobre la que esta hecho.
Tan solo en este año, la contingencia sanitaria primero, por la pandemia del COVID-19, y la ambiental como complemento después, con las tormentas tropicales y el huracán Delta, han retado con vigor al gobierno encabezado por Mara Lezama en el municipio de Benito Juárez. Las rutas de salida y solución que les ha dado han sido mas que satisfactorias.
En ambos casos los manejos de crisis han sido impecables. De manual. El hecho es afortunado porque Cancún no podía darse el indeseable lujo de derrochar con desaciertos, frivolidades o, peor aun, omisiones, su gran atractivo como lugar de acogida de primer nivel, centro masivo de empleo y privilegiado centro turístico de clase internacional. Lo que pasa en Cancún no se queda en Cancún: tiene a los ojos del mundo encima.
No ha sido casual, por tanto, que diversas instituciones nacionales, organismos internacionales y el propio Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, reconozcan públicamente la labor realizada por la Presidente Municipal, Mara Lezama.
La base de esta reflexión sobre la experiencia exitosa esta en identificar el principio básico de la estrategia seguida: saber inducir, conducir y acompañar las acciones, voluntades y esfuerzos colectivos de la comunidad.
No ha sido mediante el clásico “aquí el gobierno y por allá todos los demás” sino que se ha manejado con un insistente “nosotros”. Ni por encima ni al margen de la gente.
No hay manera de resolver con éxito situaciones tan difíciles como las que se han enfrentado este año sustituyendo, como superhéroe, al resto de la población sin involucrarla; como tampoco la hay arrojando la responsabilidad y el peso de la crisis solo en los hombros de los pobladores sin el respaldo de las instituciones. Cuando los gobiernos han abandonado a su suerte a la gente (recuérdese el dramático sismo de 1985 en el entonces Distrito Federal) el pueblo toma en sus manos la solución de la crisis y, tarde o temprano, le cobra caro a aquellos su negligencia.
Para hacer posible este involucramiento social el otro principio de la estrategia es convencer para comprometer y no instruir para obligar e imponer.
Derivados de este par de principios rectores se desprenden los hechos que hemos podido
atestiguar:
Información directa, permanente y oportuna a la sociedad, sin menoscabo de detalles cuando son necesarios. El uso de todas las plataformas de información y comunicación, cumpliendo el marco de la ley, ha sido incesante, necesario y conveniente.
Establecimiento de acuerdos de coordinación y jerarquización de responsabilidades con los otros niveles de gobierno. Interceder y gestionar frente a ellos, sin regateos del crédito, cuando la atención de la necesidad ciudadana escapa de las facultades municipales.
Diálogo, consulta, acuerdos y seguimiento de los mismos para su cumplimiento, con los representantes de los diversos grupos económicos, empresariales y de la sociedad organizada.
Cumplimiento cabal y puntual de los compromisos asumidos por el propio gobierno municipal. No puede haber exigencia sin ejemplo propio.
Transparencia en el uso y ejecución de los recursos disponibles para enfrentar la contingencia: humanos, materiales y económicos. Lamentablemente nunca hay todo para todos, por lo que se prioriza, invariablemente, a los grupos y sectores más vulnerables.
Involucramiento del propio equipo de trabajo en el ámbito de sus competencias con los adecuados reconocimientos por el cumplimiento de las tareas.
Contacto. Mucho contacto directo con la población. A pesar de la sana distancia obligada por la pandemia y cumpliendo los protocolos epidemiológicos, se ha mantenido ese vínculo por las vías accesibles.
Se le puede poner nombres y fechas a esta síntesis de hechos. El recuento seria largo pero los resultados están a la vista. Cancún se mantiene actuando, reactivándose, con un pueblo abrumado por los retos inesperados pero sin caer. Porque es un pueblo que no esta solo: tiene gobierno.